CÓMO MIMETIZARSE EN UNA TIERRA HELADA
Tomad un mapa de Irlanda. ¿Veis el norte, el oeste? es esa zona de la isla que queda arriba a la izquierda, ésa. Bien, de esa costa, buscad el extremo que más sobresalga... de frente a USA, allí estoy.
Estado físico: Al respirar me sigue molestando el pecho
Estado anímico: óptimo
Estado emocional: ¿?
Hace frío, salimos de noche y hemos llegado aquí al amanecer. Todo está helado, es decir, hoy sufriremos, porque de lo que se trata no es de caminar. Esta jornada la dedicamos a la caza de Colombaci (Palomos). Una vez levantadas las tiendas de camuflaje y colocados los simuladores, permaneceremos sin pestañear hasta que aparezcan.
Pasarán por aquí dos veces, ahora y al atardecer, en las dos ocasiones, en busca de alimento. Pero nosotros no nos movereos de nuestras posiciones.
Una sentada de 5 horas como mínimo se me presenta como un buen momento para meditar e intentar no darle muchas vueltas al hecho de que hoy es seis de enero y de que los Reyes Magos habrán pasado por mi casa y solo se habrán topado con mi perro. Cuento con sus poderes adivinatorios para que sepan que ando perdida entre el hielo y dejen caer alguna cosa en el porche.
Antes de apostarnos (colocarnos en el puesto de caza) Carlo Rizzini, nuestro protagonista en los documentales que preparamos, ha matado un pájaro de mal agüero, otra señal de buena suerte que me acompaña, el trébol sigue sin aparecer.
Después, empieza la espera. El único modo de mimetizarse con la tierra helada es acabar convertida en un témpano de hielo. No por evitar el esfuerzo de andar, la jornada se presenta fácil, se trata de una prueba física importante. Parapetarnos tras las mallas de camuflaje, sentarnos en el suelo helado y permanecer allí durante horas, quietos. a la espera de que lleguen los palomos, puede llegar a superarte si no ejerces tu autocontrol.
He estado tan concentrada en no sentir el dolor que el aire frío infringía a mis pulmones y fosas nasales al respirar, tan consciente de las debilidades de mi cuerpo y de cómo éste se adaptaba a la situación que, salvo para constatar en innato instinto de supervivencia de mi especie, no he podido llevar a cabo ningún tipo de reflexión.
Incluso ahora, cinco horas después de sentarme aquí, en la nada, en el silencio absoluto, solo empiezo a formular pensamienos con proposiciones simples, yuxtapuestas o, a lo sumo, copulativas. Llegar al empleo de subordinadas y al uso de metáforas y demás figuras literarias, supondría un esfuerzo que requeriría, como mínimo, una buena dosis de té bien caliente.
Estado físico: Todo el frío la humedad de Irlanda en mi espalda.
Estado anímico: OK
Estado emocional: lo mismo
7 horas después de levantar las tiendas, 51 palomos abatidos y vamos de vuelta. En el coche, me sorprende una maravillosa puesta de sol. Se lo hago notar por dos veces al resto del equipo, sin éxito, no hay una tercera vez y me hago con el atardecer solo para mí, un excelente regalo de Reyes. Una hora después asistimos a una eclipse y luego,el cielo se cubre de estrellas. Me he acurrucado en mi asiento y, apoyada en el cristal de la ventanilla del jeep, he jugado a imaginar que esta noche, el cielo era todo mío.
(Irlanda, 06/01/2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario