Por si no lo sabeis, el motivo de mi viaje a Irlanda es el de grabar dos documentales de caza, una buena parte de mi actividad es la de escribir guiones y por eso estoy aquí.
Hoy en viajado en el tiempo, sí, en el tiempo, de hecho mientras yo estoy aquí escribiendo cuando no son las 23:30, para vosotros ya es otro día, este momento ya ha pasado para vosotros y yo lo estoy apurando todavía...me pregunto dónde he perdido esos 60 minutos, no tengo la sensación de haber perdido nada pero el caso es que no los tengo. Ha debido ser en el momento en el que el avión ha descendido, lo ha hecho atravesando un mar de nubes que cubrían completamente el reino Celta con el que he soñado tantas veces. Más que aterrizar parecía que nos sumergiamos y que, en cualquier momento, aparecería ante mis ojos la isla de Avalón.
Dalai Lama dice que hay que mirar arededor con los ojos del corazón así que no puedo contaros el viaje de otra manera.
Os hablo de caza y os cuento que es un actividad bastante masculina. No es la primera vez que formo parte de un grupo de cazadores y vuelve a suceder lo mismo. Ellos disfrutan de una manera particular el arte de la caza, a parte de entablar una especial relación con los animales a los que después abatirán, miden sus fuerzas y superan retos físicos importantes en cada jornada.
La caza o cinegética permite al hombre recrear una vuelta a su estado primitivo, volver a enfrentarse al otro en su estado natural, claro que bien protegido por ropa apropiada y armas, pero es lo más parecido a su rol ancestral.
Durante todo el día he escuchado lo dificultoso del terreno al que nos enfrentamos mañana, las muchas posibilidades que vamos a tener de que medio cuerpo nos desaparezca en un agujero lleno de agua, camuflado entre piedras y espinos, las horas que vamos a caminar, las temperaturas a las que nos vamos a enfrentar y los cambios de clima que en cuestión de horas pueden acabar con una salud fuerte. He escuchado en silencio y atenta cada uno de estos comentarios que, por supuesto, iban acompañados de miradas incrédulas hacia mi persona.
Me ha alegrado comprobar que he aprendido a callar de vez en cuando. Se positivamente que hasta mañana por la noche, una vez acabada la primera jornada de caza, después de que nos hayamos quitado de encima la humedad y los kilómetros caminados, cuando estemos relajados, hasta ese momento no me van a mirar como a una más del grupo. Hasta ese momento están preocupados por las veces que voy a querer descansar o las paradas al WC en medio del bosque que querré realizar. Mañana, si no sufrimos ningún percance, se sentirán más tranquilos.
Estamos en el Noroeste de Irlanda, tenemos la misma latitud que en Suecia, pero allí hoy tenían 30 grados bajo cero y aquí, gracias a la calidez de las aguas del Golfo de Méjico, solo llegaremos a los 4 bajo cero. Los dos primeros días cazaremos Becadas, los dos siguientes Becaditas y el viernes, palomos. Tres cazadores, dos operadores de cámara, dos perros springer y yo, a las fotos y a la letra.
Mañana se madruga, (y hay gente en España en este preciso momento que me manda a dormir, cómo os cuento todo esto si no?) y tendréis fotos.
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