Revista Adiós Cultural nº 106 Mayo - Junio
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VOCES, MUJERES, LEYES, FOBIAS, ALIENÍGENAS Y MITOS,
PRIMAVERA DE CINE
Mujeres sin voz, ocultas por su ley y mujeres sin voz, ocultas por su
propia voluntad para las que la muerte de la hermana, en el primer
caso, y de la madre, en el segundo, supone un punto de inflexión al
verse obligadas a hablar y a hacerse ver por el mundo para no
ahogarse en su propio grito. Ambos casos se nos cuentan en Llenar
el vacío de Ramas Burshtein
(2012) y en Todos
están muertos de Beatriz
Sanchís (2014). Las voces y la muerte también están presentes en
Tu voz entre otras mil, Antonio Vega,
de Paloma Concejero (2013), imágenes para los recuerdos de Vega
contados por sí mismo y por las voces de quienes lo conocieron de
cerca, y en Al filo de la mañana
de Doung Liman (2013), la voz de un hombre que, desde más allá del
tiempo y de la vida, guía al planeta para salvarlo de un invasor
letal.
Sustituir a la hermana muerta o amar desde lo impuesto
Ramas Burshtein no es la única directora de cine jaredí, pero sí
es una de las pocas que ha podido rodar una película, Llenar el
vacío (2012), dirigida
no solo a público femenino y en la que mujeres y hombres pueden
compartir planos y escenas, sin embargo no ha desobedecido la halajá,
la ley judía, primero porque los actores son laicos, es decir,
ninguna de las mujeres que salen en la película ha violado la ley,
segundo, porque la visión de esta judía ortodoxa, conversa por
amor, si bien deja ver por dentro el mundo jaredí con sus
exigencias, sus desigualdades y su jerarquía, no dista mucho de lo
que la ley judía defiende. La diferencia entre Ramas y sus
protagonistas no es el papel asumido más o menos voluntariamente
dentro de la comunidad judía, si no que Ramas se ha educado fuera de
ese mundo cerrado, en la necesidad de contar, de expresar sus ideas,
de hacer oír su voz, mientras las mujeres jaredíes, a las que se
les prohíbe cantar, han de canalizar sus emociones tocando
instrumentos, como Shira, la protagonista de la historia.
Un grupo de casamenteras, como es la costumbre, se encuentra en pleno
proceso de búsqueda de prometido para Shira, una chica jarení de 18
años que espera ilusionada la llegada de un joven yeshiva como
futuro esposo, cuando muere su hermana mayor en el parto de su primer
hijo. Esta muerte, además del dolor que, de modo natural, conlleva
para toda la familia, va a suponer para Shira el fin de sus planes de
búsqueda de prometido y el enfrentarse a un requerimiento familiar.
Dado que las autoridades religiosas darán al joven viudo poco margen
para rehacer su vida y dar una madre al bebé, la madre de Shira,
temiendo perder la relación con su nieta pide a su hija que acepte
por esposo al viudo de su hermana, un hombre poco comunicativo y
serio, 10 años mayor que ella. Shira deberá debatirse entre vivir
su propio amor o asumir el de su hermana. Comenzar a amar y a hacerse
amar a través de su hermana, hasta vivir la historia de amor en su
propio nombre.
Ramas Burshtein, que ha asegurado no haber pretendido realizar ningún
análisis político ni religioso con esta visión introspectiva del
mundo jaredí, obtuvo en Venecia un éxito rotundo consiguiendo el
Premio especial del público en 2012 además del premio para Hadas
Yaron (Shira) como mejor actriz, galardones que se suman a 7 premios
Ophir. Junto a Hadas Yaron, Hila Feldman en el papel de la madre y un
soberbio Yiftach Klein como viudo.
Mil voces para una voz
En el documental Tu voz entre otras mil, Antonio Vega, será
la propia voz del protagonista la que permita al espectador conocer
la faceta más íntima del mítico personaje de los 80, integrante de
los Nacha Pop, de quien el público solo conocía su talante bohemio,
taciturno y depresivo. La periodista, Paloma Concejero, que con este
su primer largometraje fue preseleccionada para los Goya 2014 en seis
categorías sin que, finalmente, optará a ninguno de los premios, se
apoya en imágenes del archivo de TVE y en imágenes inéditas,
rodadas en súper 8 por amigos y familiares de Antonio Vega, para
ilustrar una selección de opiniones y reflexiones que el artista
compartiera durante 1000 horas de conversaciones con su amigo, el
escritor Juan Bosco Usía, autor de la biografía, Antonio Vega:
Mis cuatro estaciones (Lunwerg, 2010). El documental se
completa con las apariciones y testimonios de amigos, familiares y
compañeros del cantante.
El día de la marmota
Tom Cruise y Emily Blunt protagonizan la última película de Doung
Liman, Al filo de la mañana
(2013), una aventura similar a la que viviera Bill Murray en Atrapado
en el tiempo
(Harold Ramis, 1993),
salvo que Cruise no se enfrenta a una marmota resabiada que predice
el tiempo si no a un ejército invasor de mímiros, civilización
alienígena que acabaría con el planeta y
con la raza humana si
el teniente coronel Bill Cage (Cruise) no tuviera
la oportunidad de vivir cada día su actuación en la batalla,
aprendiendo del enemigo y de sus errores, hasta dejar de ser soldado
para ser una arma letal capaz de dirigir los ejércitos del mundo
unidos contra el salvaje enemigo.
La
película es una adaptación de la novela homónina del autor
japonés Hiroshi Sakurazaka, se
enmarca en el género de historias de personas “escogidas” para
dejar de ser corrientes y disfrutar de un número de oportunidades
ilimitadas hasta que llega el momento de poder hacer lo correcto. Con
un grado más cercano al héroe griego que el personaje de Murray,
gracias a la concedida medio inmortalidad, Bill Cage deberá morir
cada mañana al comenzar la batalla hasta que consiga cambiar el
destino de la humanidad. Morir para continuar vivo.
La muerte anunciada y la posibilidad de “arreglar” asuntos
Beatriz Sanchís salta al mundo del largometraje con Todos están
muertos (2013), cinta con la que
ha tenido una estupenda acogida en el festival de Málaga. Otra mujer
con la voz apagada, otra
muerte que cambia de un modo
radical la vida de los seres
cercanos. Lupe (Elene Anaya) es una mujer que padece de agorafobia
desde la muerte de su hermano, con el que compartía formación
musical en los 80,
“Groelandia”. Sin
comunicarse con el exterior,
vive con su madre, Paquita, (Angélica Aragón) de nacionalidad
mejicana, y con su
hijo, Pancho, de 14 años.
Cuando Paquita, supersticiosa y generosa, se entera de que padece una
enfermedad terminal, decidirá resolver sus asuntos, entre ellos,
ayudar a su hija a incorporarse al mundo de nuevo, antes de que ella
tenga que abandonarlo. Para ello, no dudará en acudir a todos sus
conocimientos de la vida y de la muerte, haciendo incluso regresar
del más allá al hijo fallecido.
IV Festival de cortometrajes VisualízaMe,
Audiovisual & Mujer
Del 26 al 29 del próximo mes de junio se celebra en Madrid, en la
sala Siluro Concept (Barrio de las Letras) la IV edición de
VisualízaMe,
Audiovisual & Mujer que organiza fundación Inquietarte. Este
festival de cortometrajes es el único, de los celebrados en España,
que cuenta entre con un premio para trabajos audiovisuales que
reflexionen sobre la muerte, el Premio Especial Funespaña, uno de
los temas que, cada vez con más asiduidad, suelen abordar las
jóvenes realizadoras que participan en el festival.
El
Premio Especial Funespaña, que se sumó a los premios de
VisualízaMe
en la pasada tercera edición, con una dotación de 500 €, fue para
Ojos que no ven
(Natalia Mateo, 2013), una muestra de la actitud “española” ante
la muerte, apoyada en una de las joyas de nuestro refranero “Ojos
que no ven, corazón que no siente”. El plazo de admisión de
trabajos para la cuarta edición continúa abierto hasta el próximo
7 de junio. (Consultar bases en www.inquietarte.es)
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