De cómo mi voz ya es suya
Los ensayos de Uvas para tres continuan. Ya tenemos fecha de estreno, el domingo 26 de junio de 2.011 en la Escuela de Música de El Parador (Roquetas de Mar). Durante estas últimas semanas, alternaremos ensayos con el cierre del atrezzo y la promoción, preparación del cartel, campaña de información.... y antes de que nos demos cuenta ya estaremos con el ensayo general.
Alicia, Carmen y Bernardo ya existen por ellos mismos. Carmen tardó en llegar, traía tanta carga en la maleta y debió costarle tanto cerrarla, que cuando llegó a casa de Alicia no podía abrirla. Durante horas se han sentado las dos, frente a frente, a observarse, a contarse buscando el ayer que se escondía en los ojos de la otra, a tratar de apoyarse en risas adolescentes, ya perdidas, para arropar un nuevo rincón de confidencias. Pero Carmen no abría la maleta y Alicia no sabía a quién le preparaba el café.
A veces, los personajes reposan, se esconden como tapados con una sábada blanca, entre línea y línea. Tú crees que con la repetida lectura, la búsqueda de sus movimientos o el trabajar hasta que sus acciones y reacciones tengan una motivación "orgánica"(1) es suficiente... pero no. A veces, el actor cree que ya sus movimientos no son los suyos, que su tono de voz, sus instintos satisfacen al personaje que lo viste y, de repente, éste se revela, te lanza un zarpazo y reclama otra cosa.
Eso ha sucedido con el personaje de Carmen. La actriz ha tenido que pasar por un proceso tan agotador como creativo. Carmen se presentó en casa de Alica disfrazada de apocada, de "pusilánime", "pava" , e "insegura".... y Alicia la escuchaba y por más que la escrutaba no lograba encontrar el puente a través del cual echar hacia atrás 28 años. Pero un día Carmen se desasió de su blusón de dudas y miró, sonrió, provocó y reprendió a Alicia como si el tiempo no hubiera transcurrido desde la última vez que se vieron.
Seguramente Pilar, la actriz que interpreta a Carmen, además de dirigir y haber escrito la obra, debía pasar por la Carmen "pánfila" y "mojigata" para poder prestarse a la Carmen envidiosa y exigente, una Carmen que deberá enfrentarse a sí misma con aspereza en el momento en el que asuma que cerrar la puerta al dolor implica aceptarse y aceptar. Ahora, desde que Carmen no se esconde, Alicia es más Alicia.
Yo veo a Alicia en los ensayos. Nos miramos en el espejo, nos sonreímos y nos cambiamos la vestimenta. Trabajamos, yo me dejo, ella surge y al final, de vuelta a mi realidad, nuevo cruce de miradas, nuevo intercambio de gestos, sonrisas y ropajes y adiós... Pero ya no se que allí, a oscuras, esperando a que se encienda la luz del baño... no, se ha venido conmigo... no me deja... y, a menudo, me sorprendro hablando con sus palabras.... No es como cuando en el ensayo ella anda con mi cuerpo, juega con mi pelo, besa con mi boca... no, ahora soy yo que hablo con sus palabras.
El segundo momento mágico en mi creación del personaje. El día que me sorprendí escuchando en mi voz sus palabras, unas palabras que yo empleaba para comunicarme en mi mundo real... solo me detuve un instante, mi interlocutor no reparó ni en mi sorpresa, ni en la pausa... quizás si en mi sonrisa...
(1) en el argot teatral se habla de una reacción orgánica cuando el actor responde al pie de texto que le da otro actor con una respuesta verbal y / o física creible, no para el espectador si no para el propio actor... si este primer paso.. el público... no creerá absolutamente nada.
Precisamente, Yolanda, de lo orgánico quiero hablar en mi blog, de Carmen y lo orgánico, de Pilar y su búsqueda. Y, aprovechando tus palabras, adelanto aquí algo sobre mi experiencia.
ResponderEliminarCierto que he pasado meses sin encajar en la piel de Carmen y creo que ha sido porque no me dejaba yo misma ser Carmen. Empeñada en buscar, como directora, un contraste extremo entre los dos personajes, me olvidé de buscar lo realmente importante: la acción y reacción orgánica de la actriz a la que juego a ser en "Uvas para Tres".
Es complicado dirigir y actuar; y más complicado aún si, además, has escrito el texto, porque te empeñas en racionalizar todo, en justificar todo, en pensar desde afuera cuando estás dentro, en reflexionar sobre tu papel, sobre tu trabajo de interpretación, sobre si las intenciones del personaje que interpretas se ajustan a lo que has querido contar. Te empeñas en todo esto cuando lo que tienes que hacer es eso: ser orgánica, simple y llanamente dejarse llevar... y crecer, y enriquecer. Me ha costado, sí, pero, como dices, creo que lo he conseguido y, por fin, estoy en la senda adecuada, ayudándote a jugar mejor, a ser más Alicia... ayudándote, por fin.
Hay que ver, cuando una está perdida, no puede, por mucho que se empeñe, ser una buena compañera de viajes... de éste viaje que estamos haciendo juntas.
Eso, sí, Bernardo, nuestro director adjunto, ha sido el que me ha dado el plano para poder salir del laberinto. Gracias a él te puedo ayudar a ti y ayudarme.