INQUIETARTE/INQUIETA
Con Aurelia Jiménez Godoy (hacer click para ver imagen completa)
Miércoles, 5 de noviembre de 2014 (publicado en http://www.inquietarte.es/ampliab.php?id=642)
INQUIETAS / Yolanda Cruz - La normalización de la violencia machista
Que el poder, económico, social y cultural, continúe estando
en manos de los hombres mayoritariamente, es una de las causas que permite que
estos puedan ejercer violencia sobre la mujer y que la normalización de la
violencia machista por la sociedad es un hecho, lamentable pero un hecho,
fueron las principales conclusiones alcanzadas en las II jornadas sobre
Violencia machista en el cine que, con el título de Crisis, sexo y canibalismo,
ha organizado Fundación Inquietarte con la asociación de Mujeres Juristas de
Almería.
Las jornadas, coordinadas por Aurelia Jiménez Godoy,
presidenta de Mujeres Juristas, tuvieron lugar en la Casa de las Mariposas de
Almería y en su programa incluían, además de la proyección de Tryouts (Susana
Casares, 2013), el cortometraje ganador del premio que esta asociación
profesional concede en el marco del festival VisualízaMe, Audiovisual
& Mujer, la de una selección de cortometrajes cuyo contenido se fundamenta
en la violencia machista ejercida sobre la mujer en distintos ámbitos y a
distintos niveles.
Al igual que en el resto de los cortometrajes que han
participado en la IV edición de VisualízaMe, Audiovisual & Mujer,
los audiovisuales centrados en la violencia de género también son muestra de la
presencia de la crisis narrada a través del sexo y del canibalismo, los temas
mayoritariamente tratados por los cortometrajistas en esta edición.
La selección de cortometrajes proyectados la integraban María de Mónica Lairana (2013) ganador del premio al mejor cortometraje de
Ficción, Insania de Daniel Diosdado (2013), Asesinos ¿dígame?, de Raquel
Polo (2013), Celebraciones de Paz Piñar y Al otro lado de la puerta de
María Soriano (2013); títulos que narran historias de esclavitud sexual,
violaciones, abusos de poder, humillaciones y normalización de agresiones a las
mujeres.
En su corto María, la argentina Mónica Lairana muestra la
prostitución de manera sórdida y brutal, apoyada en un más que correcto uso del
lenguaje cinematográfico. El espectador asiste a la animalización de la Mujer,
llamada María como representante de todas las hembras, y al modo en el que es devorada por sus
explotadores, cómo desaparece, literalmente, bajo los cuerpos anónimos de los
hombre que la usan. La crisis es el motivo por el que María ha pasado de
perseguir sueños a ser explotada y alimentada como si de un animal se tratara,
mientras permite lucrarse a quienes la compran y venden.
Insania de Daniel Diosdado y Al otro lado de la puerta de
María Soriano ilustran dos intentos de violación en los que las víctimas, las
mujeres, optan por actuar en lugar de limitarse a reaccionar. En ambos casos,
lejos de buscar que sus agresores finalicen pronto el acto de la violación
infiriéndoles el menor daño posible, las víctimas persiguen la sorpresa del
agresor, un estupor que les permita ser quienes controlen la situación. Los dos
trabajos abarcaron buena parte del debate posterior, las propuestas arriesgadas
de Diosdado y de Soriano no dejaron indiferente al público, antes bien le
generaron una mezcla de rechazo y empatía hacia ambas protagonistas que solo
encontró su equilibrio en la idea común de que ambas violaciones se intentan
ejecutar desde la situación de poder que ostenta el hombre sobre la mujer,
siendo este poder, social y mayoritariamente aceptado, una de las principales causas y orígenes de
la violencia machista que se ejerce sobre la mujer.
El peligro que entraña la normalización de la violencia
machista y sus consecuencias son los argumentos de Asesinos ¿dígame?, de
Raquel Polo y de Celebraciones de Paz Piñar. En Asesinos..., Polo da una
vuelta de tuerca y presenta una sociedad en la que la violencia machista ha ido
más allá de una normalización, ahora los agresores son atendidos y entendidos
como víctimas de su pareja, de una mujer cuya actitud les “obliga” a agredirla
e incluso a ocasionarle la muerte, en un intento de “defenderse” de ella.
Con el cortometraje de Paz Piñar, asistimos a la celebración
del cumpleaños del cabeza de una familia “normal”; pareja de clase media alta
con dos hijos, uno de ellos adolescente, en un restaurante de categoría en el
que dicho homenajeado recibe un trato de favor, a causa de su presumible alto
estatus social y económico. El modo prepotente y grosero en el que se dirige
tanto a su familia como al personal del restaurante resulta sin duda familiar
para una buena parte del público que reconoce la normalización de tal comportamiento
por la sociedad. Las consecuencias que, en la educación de los hijos de dicha
pareja, imitadores de comportamientos, tiene esa violencia soterrada para con la mujer, ya sea la
esposa, la camarera o la protagonista de los chistes y anécdotas que el padre
insiste en contar, son inevitables y dañinas tanto para los hijos como para
quienes acabarán siendo sus víctimas.
Si bien la normalización no está presente en todos los
cortometrajes, sí lo está el poder, social, político, económico o físico, desde
el que el hombre ejerce su violencia, silente o no, psicológica o física, letal
o no, pero machista en todos los casos.
La Madrastras canibal, auxiliares y tesoros
Un cuento con heroína valiente y luchadora es el que se nos
cuenta en Tryouts de Susana Casares (2013), una Caperucita violeta, como se nos
presenta la protagonista. Un heroína atrapada entre dos culturas, la
estadounidense, y la de su familia, emigrante musulmana. Nayla desea ser
animadora del equipo deportivo de su instituto, se prepara las pruebas de
acceso con una amiga y consigue superarlas. Sin embargo, mientras la
entrenadora le advierte de la imposibilidad de que pueda tocarse la cabeza con
el hiyab si quiere asistir a los entrenamientos y partidos, en casa, pese a la
complicidad del padre, se encuentra con la total negativa de la madre a
permitirle mostrar su cabello. De esta manera, Nyla se encuentra en el vértice
de un triángulo flanqueado por dos símbolos de la madrastra canibal de los
cuentos de tradición oral, la entrenadora y la madre.
Fuera de este triángulo, otros tres personajes de los cuentos
de hadas, el auxiliar, representado por el padre, el único que la ayuda en su
intento de conseguir su sueño; el falso auxiliar; la amiga con la que se
prepara la prueba y que la abandona ante la imposibilidad de que pueda formar
parte del equipo sin desprenderse del hiyab; y el tesoro o talismán, la hermana
pequeña de Nyla, cuya corta edad le permite mostrar aún su pelo. Ver jugar a la
pequeña imitando sus bailes de animadora con el cabello suelto es el revulsivo
que la heroína necesita para buscar la solución a su problema. Una solución
“salomónica” e impactante que le va a permitir desafiar a las dos madrastras, a
las dos culturas, en resumen, a la intransigencia.
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