ENTREVISTAS: A JAVIER CERCAS - El 23F, el primer golpe postmoderno
De cómo un escritor puede dignificar el oficio del periodista investigando, documentándose y contrastando fuentes
"A veces sólo se puede ser leal al presente traicionando el pasado" (3)
“Sostiene Pereira que el periodista
siempre debe denunciar las injusticias aunque tan solo se ocupe de una sección
de literatura”. (Sostiene Pereira. Antonio Tabucchi. UEF.1.996)
El 23 de febrero de 2.011 se cumplían tres
décadas del golpe de Estado. Hace treinta años, en 1981, Leopoldo Calvo Sotelo
inició la modernización de las Fuerzas Armadas, el Gobierno firmó la adhesión a
la OTAN, un Acuerdo Nacional de Empleo junto con empresarios y sindicatos, y con la oposición, rubricaba la LOAPA, ley
orgánica que intentaba frenar la
descentralización del Estado, además, el presidente Calvo Sotelo
autorizó la intervención del ejército en la lucha antiterrorista en las fronteras
terrestres y marítimas.
Sostiene Cercas que “Nada de lo
anterior – ni el triunfo socialista en el 82 – ocurrió gracias al golpe sino a
pesar del golpe; no ocurrió porque el golpe triunfase sino porque fracasó y
porque su fracaso convulsionó al país y pareció cambiarlo de cuajo” (1)
El grupo de investigación Estudios
Literarios y Culturales de la Universidad de Almería, contó con la presencia
del escritor Javier Cercas, en sus III Jornadas Internacionales sobre novela
moderna y contemporánea, semanas después de que Cercas obtuviera el Premio
Nacional de Literatura que concede el Ministerio de Cultura, en la modalidad de
Narrativa, por su novela “Anatomía de un instante”. Durante el desarrollo de
aquellas jornadas, tuve la oportunidad de hablar con Cercas de Anatomía y de
sus “figuras geométricas”.
Reconocida su afición a pasearse entre
las fronteras de los géneros para “experimentar”, no es de extrañar que las más
de cuatrocientas páginas que sustentan su trabajo se ofrezcan al lector ya como
“crónica, ya como novela sin ficción” que arrancan y se basan en unas imágenes,
en concreto, en un instante de esas imágenes, fruto de la grabación de las
cámaras del Palacio de las Cortes en el Congreso de los Diputados, el 23F. “El
lector decide cómo leer el libro, si como novela o como crónica” – apunta
Cercas, y yo opto por enfrentarme a él como si de la lectura de un guion
escrito a mano sobre un plano del Palacio se tratara.
P: Sostienes que una novela debe partir
de la realidad, que debe iluminarla mediante la ficción ¿de eso se trata
Anatomía de un instante, de un intento de imponer orden en el caos?
R: La realidad es caótica ¿no? No tiene
sentido, es caos, ruido, furia, y lo que hace la ficción es dotarla de una forma,
para ello tiene que manipularla, crear esas simetrías de las que hablo en el
prólogo. Anatomía es un experimento muy raro, por un lado responde ante la
realidad pero, por otro, responde ante sí mismo. Es decir, la historia responde
ante la realidad, es verdad, se puede verificar. En cambio, la novela, la
ficción, responde solo ante sí misma, no importa si esto es verificable o no.
Este libro quiere hacer las dos cosas, la figura que lo define es el Oxímoron,
es decir, la contradictio in terminis, la contradicción de un término.
P: ¿aunar lo incompatible?
R: Exacto, este libro, por un lado
busca la verdad histórica y por otro la literaria, dos verdades incompatibles.
La verdad histórica, persigue descubrir qué ocurrió a determinadas personas, en
determinado tiempo y en un determinado lugar, es una verdad factual, concreta.
La verdad de la literatura es la contraria, es una verdad moral, universal, o
sea, busca averiguar qué les ocurre a todos los hombres en cualquier
circunstancia, tiempo y lugar.
P: Y Anatomía ¿persigue ambas cosas?
R: Sí, por un lado es un libro de
historia, es decir, todo lo que se cuenta allí es real hasta donde yo he
podido, pero, por otro lado, es narración, novela, llámalo como quieras. Es un
libro muy raro porque lo que yo hago es ir a la caza de geometrías y simetrías,
lo que en el libro se llaman figuras de la historia, así está montando el
libro, es una búsqueda de las figuras de la historia y la figura esencial, la
que me lanza a escribir, es la del instante.
El instante, la imagen y la historia
Sostiene Cercas que “(…) lo
verdaderamente enigmático no es lo que nadie ha visto, sino lo que todos hemos
visto muchas veces y pese a ello se niega a entregar su significado”. (2)
P: ¿el instante en el que las imágenes del
23F nos muestran a Suárez sentado en su escaño de presidente del gobierno “en
un desierto de escaños vacíos”?
R: A partir de esa imagen busco. Esto
ya lo había hecho antes con Soldados de Salamina. A través de una imagen, de un instante…
P: Miras y, a partir de ahí…
R: … exacto, y a partir de ahí ves toda
la historia, a partir de lo minúsculo a lo mayúsculo, no al revés. Yo he sido
un tipo que salía a cazar simetrías para buscar lo imposible, un sentido a la
historia. Las simetrías son aquello que nos da la novela, lo que creamos al
escribirla, lo que crea un autor de ficciones. En cambio, aquí lo que he hecho
es buscar esas simetrías en la realidad, es una operación rara pero así es.
P: ¿Cuál es la principal simetría de la
que partes?
R: Es la de Suárez, Gutiérrez Mellado y
Santiago Carrillo en sus asientos cuando lo que les toca es tirarse al suelo, y
¿por qué esos tres? es la pregunta que yo me hice. La figura es muy compleja
porque resulta que esos tres tipos son los que hicieron la Transición, son tres
tipos unidos por relaciones de lealtad extrema, de amistades férreas, hay toda
una serie de paralelismos y contraposiciones entre ellos.
P: Esa relación geométrica es tuya
R: es mía pero no es mía porque ya
estaba ahí. Es la figura más profunda de
esa historia, pero hay otras muchas, el libro está lleno de figuras. Es como si
la historia, en determinadas circunstancias, nos estuviera guiñando un ojo y
nos estuviera diciendo: eh que no soy un caos ni un desorden total, que tengo
sentido.
P: Un sentido que, a su vez, le otorga
el ser narrada, volviendo a tu premisa, la novela ordenó el caos.
R: Sí. Por hablar de otra simetría, la
más potente, yo entierro a mi padre exactamente el mismo día en que Adolfo
Suárez, después de muchos años alejado de la vida pública, aparece fotografiado
junto al Rey, te acordarás, el 17 de julio de 2.008. El Rey va a verle a su
casa de La Florida, salen los dos de espaldas. Cuando eso ocurrió, yo escribía
el libro dije, “anda, ésta es la última figura” porque, en realidad, el libro
no estaba hablando ni de la Transición, ni del golpe de Estado ni de nada,
estaba hablando de mi padre, estaba intentando entender a mi padre.
P: ¿De eso hablabas hoy (III Jornadas
Internacionales sobre novela moderna y contemporánea) al decir que era
patriótico el libro? Es decir, la patria, tanto el lugar donde naces como tu
padre mismo.
R: Ah, sí, sí, está bien, eso no lo
había pensado, sí porque el libro en el fondo es un intento de reconciliación
de comprensión de entender a mi padre….
Alguien dijo que es como una especie de psicoanálisis colectivo salvaje
y algo de eso hay.
Golpe postmoderno
Sostiene Cercas que “(…) todos nos
resistimos a que nos extirpen los recuerdos, que son el asidero de la
identidad, y algunos anteponen lo que recuerdan a lo que ocurrió, así que
siguen recordando que vieron el golpe de estado en directo”.
P: El relato comienza con la
descripción de las imágenes del golpe que retransmitió TVE, es la primera de
las repetidas veces en las que reconoces y valoras el importante papel que
jugaron los medios de comunicación como testigos, como fuerza de poder e
incluso como canal de comunicación entre los protagonistas
R: Sí, totalmente. En ese sentido es el
primer golpe postmoderno, la Transición nace así y Suárez es quien es porque es
el primer político que se da cuenta de la importancia de la televisión y la
manejaba como nadie.
P: Era precursor, adelantaba el
carácter mediático que, un siglo después acompaña a cualquier hombre de Estado
R: Que el rey lo elija no es
anecdótico, sino porque realmente controlaba de puta madre los medios de
comunicación y la televisión, la controlaba como nadie, su carrera la hizo en
TVE y sabía de su poder formidable. Él tenía un porte físico extraordinario,
era un mal improvisador pero sabía hacer discursos, sabía qué es lo que la
gente quería escuchar. Aparece en televisión uno dos días antes a las
elecciones del 79, el último discurso, y lo centra diciendo oigan que viene el
marxismo, que vienen los socialistas, y las gana, las gana cuando los
socialistas pensaban que iban a ganar ellos, ¿cómo?, porque sabe muy bien
elegir las palabras, dónde tiene que decirlas,
cómo ponerse.
Ésta es una de las hipótesis del libro,
cuando entran los militares disparando, su instinto de actor nato y de saber
que las cámaras están ahí, lo sabe, y eso es muy importante, sabe lo que
quedarse en su sitio significa, es muy consciente…
P: Sí, pero qué lucidez demuestra en
ese momento
R: Sí, hay que ser un tipo… con unos de
estos bien puestos – Sonríe –
Héroes de la retirada
Sostiene Cercas que “En la España de
los años 70 la palabra reconciliación era un eufemismo de la palabra traición,
porque no había reconciliación sin traición o por lo menos sin que algunos
traicionasen. (…) A veces solo se puede ser leal al presente traicionando al
pasado” (3)
P: Una de las propuestas
innovadoras de Anatomía es la de exponer
los comportamientos de Carrillo, Suárez
y Gutiérrez Mellado antes y después del golpe para reconstruirlos en una imagen
nueva, la del “héroe de la retirada” de Enzensberger
R: Enzensberger los llama así, Héroes
de la retirada y yo, los Héroes de la Traición, un Oxímoron de nuevo. El libro
reivindica la ética de la traición. Estamos acostumbrados a ver la lealtad como
un valor, que lo es, y a ver la traición como un demérito, como un defecto. En
cambio, hay momentos en la historia de los países y de las personas en los que
tiene mucho más mérito traicionar que ser leal y éste es un ejemplo de eso, los
tres tipos también son tres traidores.
Gutiérrez Mellado es el gran traidor
del ejército, el que viniendo del ejército de Franco lo desmonta ese ejército
para crear uno democrático, para sus compañeros es el traidor máximo y todavía
hoy no puedes hablar de Gutiérrez Mellado con según qué gente. Carrillo es el
gran traidor de la izquierda porque traiciona los ideales revolucionarios, el estalinismo,
la izquierda, la república, para construir una democracia…
P: ¿Y Suárez?
R: Suárez, traidor total, el gran traidor,
así es cómo lo llamaban. Creían que iba a conseguir que el franquismo durase 50 años más, tan
guapo, tan joven él y se lo carga el primer día, en seis meses.
Autocensura
Sostiene Cercas que “… en los medios de
comunicación de este país hay censura preventiva (…) y la culpa es de los
historiadores o de los periodistas que no quieren escribir”.
P: Los protagonistas no salen demasiado
bien parados y te han hecho constar su disgusto, por ejemplo Santiago Carrillo
¿No?
R: Lo de Carrillo es normal, él cree
que tiene que salir mejor parado de lo que sale y ya está, no hay que darle más
vueltas. Es sencillo, aunque para cualquiera es un héroe de la traición y sale
en su mejor momento, él quería más. ¿Sabes lo que pasa? Que está gente ha
estado habituada a ser presentada como demonios o como semidioses. Ellos se
consideran semidioses por su papel en la
Transición y toleran que se les trate como demonios, porque claro, los
detractores, ya se sabe. Pero no pueden
entender que se les presente como una cosa y la otra a la vez. Lo llevan mal.
P: Tampoco sale muy bien parado el Rey,
en este país no es fácil escribir algo que ponga en tela de juicio
comportamiento alguno de los miembros de la Casa Real y tú has podido,
tranquilamente… ¿cómo se hace?
R: Eso me decían, ¿no has tenido
miedo?... si yo hubiese insultado al Rey, me hubieseis llevado a juicio ¿no? Lo
que ocurre es que no quieren escribirlo, sinceramente ¿sabes qué creo que hay?
Censura preventiva, se llama cobardía eso. Ahora, que yo diga lo que
honestamente creo a cerca del Rey en un episodio histórico, y que diga que su comportamiento
me parece irresponsable pues lo digo y ya está y que me vengan a buscar.
P: Anatomía te ha supuesto cuatro años
de investigación y un listado encomiable de fuentes vivas
R: Todas son fuentes vivas y yo no he
hecho otra cosa en cuatro años. En EEUU están Woodwoard o David Remnick que te
hace un libro sobre Obama y se tira tres años y luego, claro, ese libro vende
muchos ejemplares y de él se puede vivir. En España, como no hay lectores para
esto nadie se dedica cuatro años a investigar el 11 M y las mentiras que se han
dicho. Imagínate con el 11M documentado si se puede hacer un libraco que se
mueren todos, con las mentiras de unos y otros… ahora, necesitas 4 años, hablar
con todo el mundo, ni una declaración, ni una comilla, o las comillas en su
sitio.
P: Con Anatomía despejas cualquier tipo
de duda respecto a que la Transición supusiera un olvido
R: Es que yo antes lo creía, pero de
olvido nada, es un cuento. El ejercicio fundamental para ver que no es así es
leer los periódicos y las revistas de la época, fue divertidísimo para mí
reconstruir el momento aquel, más que la memoria de la gente porque la memoria
de la gente es tremendamente frágil
P: e influenciable
R: recuerdan lo que les da la gana,
mentiras… así funcionamos todos. La prensa es un instrumento de reconstrucción
de aquel momento, tremendo, y la prensa de aquel momento y las revistas estaban
llenas de los crímenes del franquismo, no se hablaba de otra cosa.
Memoria histórica
Sostiene Cercas que “la mera idea de
memoria histórica es falsa”
P: ¿por qué?
R: La historia es fundamental, antes
que la memoria. La ley de memoria histórica no debería existir. Memoria e
historia son contradictorias. La memoria es personal, subjetiva y la historia aspira
a la objetividad. Lo que hay que solucionar es la deuda que tiene este país con
las víctimas del franquismo, una democracia no puede sobrevivir con ciento y pico
mil cadáveres en las cunetas. Creo que
ha habido un uso político de este asunto y esto es muy malo. La izquierda
española no puede jugar con esto, es demasiado serio, jugamos con las personas
mayores, con las víctimas.
Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres,
1.962)
Licenciado y Doctor en Filología
Hispánica, profesor de Literatura española en la Universidad de Gerona, publica en 1.987 su
primer libro de relatos “El móvil”, a esta primera incursión literaria siguen
“El inquilino” (1.989), “La obra
literaria de Gonzalo Suárez” (1.994), “El vientre de la ballena” (1.997),
“Soldados de Salamina“ (2.001), “La velocidad de la luz” (2.005), “La verdad de
Agamenón” (2.006) y en 2.009 “Anatomía de un instante” por la que ha recibido
el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de narrativa, además de ser
nombrado Mejor libro del año por “El Cultural” y el semanal “Babelia”.
(1)
Anatomía de un instante, Círculo de
Lectores, Barcelona, (2.009), página 418.
(2)
Ibíd.
Página 86
(3)
Ibíd.
Página 269
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