Adiós, septiembre 2013
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EL CORTO, LA NUEVA APUESTA CULTURAL DE FUNESPAÑA
Apoya el Festival Visualízame, Audiovisual & Mujer como instrumento cinematográfico para la reflexión sobre la muerte y el duelo
Desde la primera edición de VisualízaMe,
Festival Audiovisual & Mujer, organizado por la fundación Inquietarte, un
buen número de realizadoras españolas ha demostrado su interés por contar
historias cuyos argumentos se centren en la muerte, las distintas formas de
encararla y las diferentes maneras con las que el ser humano se enfrenta al
duelo. El número de trabajos presentados al festival centrados en este asunto
ha ido incrementándose en cada una de las ediciones. Y ha sido precisamente este
aumento lo que ha llevado a Funespaña a sumarse como empresa colaboradora con
el festival y a instaurar el Premio Especial Funespaña, dotado con 500 euros. al
cortometraje que mejor trate el tema de la muerte y el duelo
En esta III edición de VisualízaMe,
Festival Audiovisual & Mujer , hemos sabido de secretos que, con la muerte
de sus protagonistas, se revelan ya sin el poder de defenestrar ni herir, de la
urgencia de vivir ante la proximidad del final de la vida, de muertes que abren
los ojos de los vivos, que les muestran el camino, de muertos que no se van, de
muertos que se creen vivos, de suicidios por aburrimiento, suicidios por miedo,
de bailes con la muerte, de la muerte como parte del ciclo vital y hasta de la
muerte escondida, callada y oculta al propio fallecido en los trabajos de diez
realizadoras y dos realizadores, doce miradas diferentes a ese último acto.
Los secretos que se desvelan tras la muerte centran
dos historias, Alianza (Camila
Mantovani, 2012), y Papá ya se ha ido
(Sonia Sebastián, 2012). En ambos cortometrajes, la muerte de un hombre
desencadena la aclaración de cierta parte oculta en su vida. En los dos casos,
las madres, sabedoras y consentidoras, son quienes desvelan los secretos a las
hijas, quienes, a su vez, en ese preciso momento se enfrentan a un decisión de
peso en sus vidas. Los paralelismos entre ambos cortometrajes acaban ahí, ya
que sendas realizadoras enfilan el argumento desde dos registros bien
distintos, el drama en el primero y la comedia en el segundo.
El día del entierro de su padre, Maribel (Carla
Pérez) encuentra en la casa familiar una Alianza
escondida, cuya salida a la luz desvelará la verdadera relación que mantenían
sus padres a consecuencia de la doble vida de él con otra mujer. Tras conocer
esa nueva cara de la convivencia, la joven debe decidir si se casa con su
compañero o no. Otra protagonista, Marina (Celia Freijeiro), cuyo Papá ya se ha ido, y otra decisión, ser
o no ser madre. Historia basada en un relato de Elvira Lindo, en la que el
secreto a voces de la homosexualidad del padre es desvelado por su viuda
(Eulalia Ramón), quien decide explicar dicha identidad sexual argumentando que,
en realidad, el finado era un extraterrestre y que su muerte no es sino una
vuelta a su planeta.
La muerte
como punto de partida
Cuando nos sorprende la muerte a los 80 años
llevándose a la única amiga que nos queda viva, solo hay dos opciones, sentarse
a esperar que tras acompañar a tu amiga en el último viaje, la parca vuelva a
recogernos, o disfrutar los días que disten hasta que la última partida sea la
nuestra. Juliana (Jana Herreros,
2013) nos permite conocer a una octogenaria que tiene claro, desde el momento en
el que termina el funeral de su amiga, que quiere seguir viviendo en su casa y
abrirse a las posibilidades que aún le resten a enterrarse en vida en la
residencia de ancianos en la que sus hijas se plantean ingresarla. La muerte de
un ser querido, su recuerdo, también ayuda a ver claro el camino a seguir no
solo a las personas que viven su edad dorada, Marie (Naira Gómez), es la
protagonista de La vida en sus manos
(Mercedes Afonso, 2012), recordar a su madre muerta y el tipo de vida que
escogió, la ayuda a tomar la decisión de actuar, de escoger mejorar la suya, en
lugar de conformarse con vivir la vida que no ha elegido y que no la hace
feliz.
El humor es el registro en el que se nos cuenta la
historia de unos fantasmas que se ausentan de la casa a la que dotan de
alcurnia con su presencia y de otros fantasmas, indocumentados estos, que, pese
a no tener “papeles”, se arriesgan a buscar los trabajos que otros espectros de
primera abandonan. En la coproducción Presence
Required (María Gordillo, 2012), se nos cuenta cómo la imposibilidad de
encontrar sustituto al fantasma familiar lleva a uno de los miembros de una
pareja de Brooklyn (Tom Bartos) a suicidarse para erigirse como sustituto.
El desconocimiento de cómo pueden ser esos últimos
instantes y la necesidad del ser humano de creer que la finitud de su
existencia cuenta con una prolongación desconocida pero certera es lo que ha
llevado a numerosos cineastas a plantearse cómo se produce la muerte, cómo se
lleva a cabo ese tránsito del estado de la viva a ese otro, tan cercano como
desconocido. Eso es lo que se nos plantea en Tránsito (Macarena Astorga, 2013), Pablo (Daniel Grao) es un joven
que se dirige en coche a una reunión de trabajo mientras habla por teléfono, en
algún momento se equivoca de camino, en algún momento se para el motor del
coche y con éste su vida sin que él llegue a ser consciente. Abstraído de la
realidad, se quedará atrapado en la zona de tránsito aferrado a esa última
llamada y negándose a aceptar su irremediable final.
Suicidios
Suicidios por aburrimiento, tristeza y desidia, en
definitiva por impotencia ante unas circunstancias vistas como insuperables son
las historias que se nos cuentan en Suicidio
de un ama de casa (Mónica Negueruela, 2013) y Victorita, Victorita (Nacha Cuevas, 2013). En el primero de los
casos, dos amas de de casa, Ana (Marisol Membrillo) y Rebeca (Laura Domínguez),
aburridas de sus vidas, encuentran aliciente en la excitación que les supone
burlar a la muerte hasta que ésta les sale al encuentro. En el segundo, basado
en la novela El día que fuimos héroes
de Francisco Rodríguez Tejedor (Alhulia, 2011), un escritor (Imanol Arias),
amargado tras haber sido abandonado por su esposa, Victorita, decide quitarse
la vida una vez finalizado el relato en el que narra su historia de amor.
No han faltado miradas amables ante la irremediable
resolución de la vida, las encontramos en Chan
Chan (Pilar Palomero, 2012), cortometraje en el que un viudo (Txema Blasco)
se despide de su compañera de andanzas y danzas, abrazando su recuerdo con los
compases de un último baile, y en O’Xigante
(Luis Da Matta y Julio Vanzel, 2012), una cinta de animación para colorear el
ciclo vital ilustrado en la historia de un padre y su hija.
Premio
especial Funespaña
El cortometraje ganador de la primera convocatoria
del Premio especial Funespaña al cortometraje que mejor trate el tema de la
muerte y el duelo ha sido Ojos que no ven (Natalia Mateo, 2012), la historia de
una nochebuena particular. La hermana mayor de una familia de tres, (Ana Wagener,
Raquel Pérez y Esther Ortega) reúne en su casa al clan como cada año, en torno a
la abuela (Asunción Balaguer) ciega. El padre y abuelo, ingresado en una
residencia, fallece horas antes de la cena y las hijas deciden no decírselo a
la abuela para no amargarle la que podría ser su última nochebuena con la
familia, al igual que también le esconden los problemas y avatares que padecen
cada una de sus hijas en sus respectivas familias. La particular manera de afrontar los
problemas ignorándolos, tan arraigada en algunos estratos de la cultura popular
española y descrita a la perfección en el refrán del que toma título la cinta
“Ojos que no ven, corazón que no siente”, queda fiel e irónicamente reflejada
en este finísima tragicomedia.
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