ADIÓS - Mayo (2012)
VIVIR MÁS ALLÁ DE LA VIDA Y DEL TIEMPO, PRIMAVERA DE CINE
La necesidad de prolongar la vida
más allá de la muerte, morir dos veces y la necesidad de prolongar una no vida
para ir más allá de lo que se puedo ir en vida son los argumentos de tres de
los estrenos que esta primavera han llegado a la cartelera, Alps (Yorgos Lanthimos, 2011), The deep blue sea (Terence Davies, 2011) y Sombras tenebrosas (Tim Burton, 2012).
El joven cineasta griego Yorgos
Lanthimos (1973) consiguió en el Festival de Venecia el premio al Mejor guion
con su tercera película, Alps, una
historia tan cercana como irreal, que se desarrolla en una sociedad
alternativa, opuesta a cualquier idea utópica que pudiéramos tener de ella, lo
que se da en llamar distopía. Un grupo de personas se dedica a hacerse
sustituir, durante a algunas semanas, a personas recién fallecidas, de manera
que su “presencia” ayude a familiares, conocidos y amigos a ir asumiendo, de
manera gradual, la pérdida de su ser querido.
Se trata de una enfermera que
trabaja en un hospital y se encarga de atender las necesidades de personas que
acaban de sufrir una pérdida, un conductor de ambulancias, un entrenador y una gimnasta. La enfermera es la que se
encarga de contactar con los “clientes” que requieren los servicios de este
curioso grupo. Se autodenominan Alps
y, para no ser reconocidos, cada uno de ellos se relaciona con las personas
para las que trabaja empleando un mote, el nombre de una cordillera de los
Alpes.
Como en sus dos trabajos
anteriores, sobretodo en la película Canino
(2009), Lanthimos acompaña a sus
personajes masculinos de un egocentrismo que provoca la necesidad de escapar o
de rebelarse, según el caso, de las mujeres que lo rodean. Los protagonistas de
Alps escapan cada uno cómo pueden de su realidad,
inmiscuyéndose, e interpretando un papel importante, un papel protagonista en
la realidad de los otros, de sus clientes. Alrededor del personaje de la
enfermera gira toda la trama, mientras el resto de sus compañeros saben que su
trabajo en Alps es temporal, ella necesita de la seguridad que le supone el poder vivir otras vidas distintas a la
suya, de la que huye.
A los actores, ya que no son otra
cosa los miembros de Alps, cada uno por motivos diferentes, les conviene la
tranquilidad de saber que todo está escrito, qué han de hacer, qué han de
decir, cómo deben reaccionar antes los que sufren su pérdidas, esos dolientes
que precisan de repetir constantemente un último encuentro, una última
conversación o discusión, para prolongar más allá de lo imaginable la vida de
los que ya no están.
El espectador llega a dudar de
que los personajes que completan el universo particular de los integrantes de
Alps sean reales, llegando a pensar que son clientes, que cualquier personaje
que se cruce en la vida de estos cuatro actores de la muerte, es un doliente. De
esa manera, los cuatro se pierden en una maraña de realidades e irrealidades
que se balancean del mundo de los vivos, al de los muertos, hasta acabar
confundiéndose.
La película de Lanthinos provoca,
sin dudas, cierta incomodidad al espectador que asiste a una violencia
contenida y en la que reconoce la cercanía del vacío existencial, tanto de los
dolientes como de los sustitutos a quienes pagan. Alps es una canto a la fragilidad de la línea que separa la cordura
de la locura pueblan la película de Lanthinos.
El suicidio como renuncia
La película del director británico Terence Davis
(1945), The deep blue sea abrió la
cuarta jornada del Festival de Cine de San Sebastián. Se trata de una
adaptación de la obra de teatro homónima del escritor Terence Ratting,
estrenada en 1952 que ya fue adaptada a cine en 1955 por Anatole Litvak. En la
cinta de Litvak, la actriz Vivian Leingh era la responsable de dar vida a
Hester, una joven londinense de clase alta, casada con un Juez del Tribunal
Supremo y enamorada de un joven piloto de la RAF. Davis, para dar vida a la
piedra angular de este triángulo amoroso, ha contado con la oscarizada Rachel
Welsz, a quien acompañan Tom Hiddleston y Sinmon Russel Beale en los papeles de
amante y marido respectivamente.
La Hester de Davis, contenida e inexpresiva,
sucumbe a sus tendencias suicidas arrastrada por el sufrimiento que le supone
un amor no correspondido como ella anhela. La película comienza con la lectura
de una carta que Hester escribe a un desconocido, una carta de despedida, una
confesión que ya adelanta los impulsos suicidas que padece la protagonista.
Ella se encuentra en una habitación oscura y fría, la vemos a contraluz, de
espaldas, con el rostro hacia la ventana, un plano sobrio y una cuidada y
delicada fotografía que nos permiten ver a la protagonista en un féretro que
ella misma cierra al correr las cortinas y ocultar su dolor de la sociedad londinense
de los 50, opresiva y, al mismo tiempo, decadente, a quien ella misma había
retado al abandonar a su marido por el joven piloto.
Dos suicidios, uno premonitorio del otro, que Davis
narra apoyado en un Flashback minutos
después de iniciada la película. Con distintos saltos de tiempo, debidamente
encadenados asistiremos a la
transformación dolorosa del amor, Hester que decide abandonar a su marido y la
tranquilidad y el bienestar que este matrimonio le reportaba, abandona el coche
con chofer para desplazarse en metro por Londres, siente la tentación de
arrojarse a esas vías que, en otro momento sirvieron de refugio a los londinenses
durante los bombarderos de la 2ª Guerra Mundial, observa atónita como su galán heroico
en tiempos de guerra se convierte en un alcohólico frustrado e incapaz de
cumplir sus expectativas. Una sucesión de momentos que terminan en la
habitación del amor, en el féretro de Hester y en su necesidad de desaparecer
antes que ha podido equivocarse y que sus renuncias por amor nunca valieron la
pena.
Las sombras tenebrosas y el humor gótico de Burton.
Sombras
tenebrosas (2012) la última película de Tim Burton, une de nuevo al tándem
Johnny Depp – Tim Burton. Se trata de la versión cinematográfica de la serie de
televisión que en los años sesenta creó y dirigió Dan Curtis. Sombras tenebrosas cuenta la historia de
Barnabás Collins, un joven libertino y mujeriego, perteneciente a una familia
influyente y de dinero, lleva una vida desenfrenada y disoluta hasta que
conquista y rompe el corazón de Angelique Bouchard, interpretada por Eva Green, una bruja que, despechada y celosa
se venga de él convirtiéndolo en un vampiro y enterrándolo vivo.
Barnabás consigue volver, ni como vivo ni como
muerto, doscientos años después. Regresa a su casa, a Collinwood Manor en el
año 1972. Una ubicación temporal que permite a Burton contar con una banda
sonora chispeante y atractiva que contrasta con el carácter gótico de los
personajes, las localizaciones y los
decorados.
La convivencia entre Barnabas y su familia con la matriarca, Michelle Pfeiffer al frente y
la psiquiatra de ésta, Helena Bonhan Carter dará lugar a numerosas situaciones
de humor, la pasión y el terror de la mano, los propondrán la nefasta relación
entre Barnabas y Angelique, dispuesta a acabar con toda la familia de Barnabas
si no consigue que éste se enamore de ella perdidamente. Una ambientación
excepcional para una historia de vivos que conviven con muertos, de seres
monstruosos que deben medirse con humanos, mucho más animales y peligrosos que
los seres de la noche, como viene siendo habitual en Burton.
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